Los niños perdidos de Laila Ripoll, a pesar de ser una obra de protesta y reflejo de la horrible situación vivida en la España franquista, es una obra en la que los protagonistas son niños, y como tales, juegan en la infancia. Por este motivo, en la obra observamos distintas escenas en las que los niños se divierten y se entretienen jugado a diversos juegos:
LÁZARO (Aporreando una caja metálica a modo de tambor). ¡Atención! ¡Atención! ¡La gran compañía de Lázaro el Grande va a representar una grandiosa función!
CUCA ¿Y de dónde sacamos el duro?
MARQUÉS Si lo dice por decir... como lo ha oído...
CUCO Ah, bueno. MARQUÉS Y CUCA (Acompañándose con palmadas) ¡Que empiece ya, que el público se va la gente se marea y el público se mea!
LÁZARO ¡A callarse! Silencio, que vamos a empezar. [..]
LÁZARO Hola niños.
TODOS ¡Holaaaa! LÁZARO ¿Quiénes sois?
TODOS ¡La Organización Juvenil!
Estos juegos, en especial el que hemos señalado, nos recuerdan a los juegos tradicionales infantiles y la poesía oral infantil de entonces. Son como pequeñas obras teatrales en los que podemos encontrar los elementos básicos de una estructura dramática. En este sentido, en el juego-rima y en la poesía oral, el diálogo es representado en una escena en la que intervienen real o simbólicamente cuatro participantes:
-El grupo o el individuo protagonista
-Los otros coprotagonistas y a veces, antagonistas.
-Los espectadores
-El director del juego.
En definitiva, lo que queremos recalcar es que aunque esta obra sea un reflejo de aquella situación española, los niños intentaban ser felices recurriendo a determinados juegos que podemos incluir dentro del propio teatro tradicional.

Fuente: www.youtube.com
RIPOLL, L. (2010), Los niños perdidos, KRK, Oviedo.
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