En lo que se refiere al poder, tenemos que destacar al comisario de policía Eduardo Campos, pues es el policía que aun sabiendo que Berta era inocente, envió a Berta a la cárcel por tráfico de drogas porque las pruebas así lo indicaban. Así mismo, es el que tiene la autoridad en la obra, pues en una ocasión, reúne a los tres sobrinos de Berta en su oficina para darles un ultimatum: si no tratan bien a su tía y no la cuidan, irán a la cárcel:
COMISARIO. [...] Pero hay una persona que sí me importa, y no estoy dispuesto a ver cómo le amargáis entre los tres la poca vida que tiene... [...] A partir de hoy van a cambiar las cosas en esa casa o, de lo contrario, os aseguro que nos vamos a llevar muy mal vosotros y yo.
En cuanto a la violencia, esta queda representada por los personajes de Mario y Raúl, sobre todo por este último; y por los Charly y Nono, los dos camellos.
Mario y Raúl son dos hermanos que pertenecen a una banda de skinhead y que han realizado diferentes delitos: robo en grandes almacenes, tráfico de drogas, pero lo más significativo en la obra es la brutal paliza que le dan a un hombre negro, paliza en la cual después sabemos que Mario no tuvo nada que ver. En estos dos personajes se produce un desdoblamiento, pues por lo menos Mario, puede remediarse aunque sea a costa de la muerte de Raúl.
BEA: Raúl está mal de la cabeza, tía. De verdad, Mario, no. Mario no sé porque hace esas cosas. Por ir con Raúl, lo más seguro, pero Mario no es así. De Raúl me creo cualquier cosa, tía. No sabes la de veces que me ha dado a mí, por lo que sea... Y desde que se ha juntado a ésos está peor. ¿Has visto el tatuaje que se ha hecho en el hombro? "Odio y violencia". [...]
Por otro lado, nos encontramos con Nono y con Charly, dos camellos del barrio, jóvenes sin ningún ideal. Ellos también son violentos, sobre todo con Bea, porque esta no les paga el dinero que les debe de las drogas, así como con Raúl, pues son los responsables de la muerte de este:
Nono. ¡Su puta madre! ¡No te jode! ¿Qué no los rompa? (Aplasta otro con el pie.) ¿Que no los rompa así?
Charly. Te voy a pisar la cabeza como al tiesto si no nos das el dinero, pero ya. Bajas a tu casa y te subes lo que puedas. ¿Está claro, gilipollas? (Le sujeta la cara)
Bea. ¡No, por favor! ¡En la cara no, que tengo que trabajar!
Versión en youtube de la obra, realizada por la Escuela de teatro San Bartolomé de Tirajana.
En definitiva, según Rojas Marcos:
"...la agresión maligna no es instintiva, sino que se adquiere, se aprende. Las semillas de la violencia se siembran en los primeros años de la vida, se cultivan y desearrollan durante la infancia y comienzan a dar sus frtos malignos en la adolescencia. Estas síntesis se nutren y crecen, estimuladas por los ingredientes crueles del medio, hasta llegar a formar parte inseparabale del carácter del adulto. Pero nuestros complejos coomportamientos, desde el sadismo hasta el altruismo, son el producto de un largo proceso evolutivo condicionado por las fuerzas sociales de la cultura"
Fuente: www.atrezzoteatro.com
OLIVA, C. (2002), Yonquis y yanquis, Salvajes, Madrid, Castalia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario