En la jornada V de la obra Don Álvaro o la fuerza del sino, nos encontramos con el trágico desenlace de la misma. En ella, Don Álvaro y el hermano pequeño de Doña Leonor, Don Alfonso, se enfrentan en un combate para llevar a cabo la venganza de los Calatrava.. En la pugna, Don Alfonso resulta herido, por lo que pide clemencia y confesión. En este sentido, Don Álvaro, llama a la ermita, donde cree que vive algún sacerdote o monje, sin embargo, de ella, sale Leonor, por lo que Don Alfonso imagina una intriga amorosa entre ambos y decide apuñalarla antes de morir. Llegando al extremo de la desesperación, Don Álvaro se precipita desde un peñasco, reconociéndose "presa infeliz del demonio".
Este final es muy característico, ya que durante la obra, el duque de Rivas caracterizó Don Álvaro como cristiano y creyente, como se puede observar en numerosas escenas a lo largo de la obra, ya que se dirige a menudo a Dios y le suplica.
Se trataría de un cristiano que, a pesar de su fe, peca de orgullo y violencia, ya que es víctima de una fatalidad, de un sino metafísico o divino, ya que en muchos episodios, concluidos en violencia y muerte, Don Álvaro actúa sin proponérselo, como medio de disolución.
Esta religiosidad está marcada sobre todo en la última jornada ya que se representa a Don Álvaro como a un fraile, por lo que el contraste con el final es más efectista. Es en esta jornada donde ya se le caracteriza a Don Álvaro con rasgos satánicos cuando es acosado por Don Alfonso para llevar a cabo la lucha.
Aplastado por todas estas tentaciones, poco a poco se va rindiendo, después de reconocerse "presa infeliz del demonio", por lo que acaba por identificarse como un "demonio exterminador". En este sentido, podríamos decir que se trataría de un proceso gradual que Don Álvaro va adquiriendo al caer en el pecado.
Así pues, se marca el influjo del santanismo en la obra, pero de una manera más sutil, ya que el duque de Rivas no representa a un diablo disfrazado en la obra, sino a un ser humano, que arrastrado por las pasiones, los pecados y la fatalidad, se convierte en un "demonio exterminador", pues va acabando con las vidas que se le cruzan por delante.
Fuente: dialnet.unirioja.es
Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=LK0nHshHaMM
Don Álvaro o la fuerza del sino (1835), de Ángel Saavedra, Duque de Rivas.
Don Álvaro o la fuerza del sino (1835), de Ángel Saavedra, Duque de Rivas.
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